ADVERTENCIA: Post meramente de «babeo» y alardeo maternal. El que avisa no es traidor.
Ha acabado el curso. El primero de Momo en el cole de mayores y el segundo de Nana en la guarde. Mis niños están creciendo, aprendiendo y despuntando como dos buenos bichos.
Hace unas semanas, Nana bailó con desparpajo vestida de Vilma Picapiedra en la guarde con un ojito medio cerrado por la conjuntivitis e improvisando los pasos ya que una bronquitis la tuvo retirada del cole dos semanas. Lo bordó y disfrutó de lo lindo. Tengo una futura bailarina en casa.
El viernes le tocó el turno a Momo, en su cole se montó un festival de órdago. Bailó, cantó en inglés y se comportó como una pequeña personita guardando su turno, viendo actuar al resto de niños sentadito en su silla.
Me sentí muy orgullosa de él y así se lo dije y me contestó: «Mamá cómo me gusta que estés orgullosa de mí». Y a mi, que soy de lágrima fácil y más cuando se trata de mis peques, los ojos se me empañaron.
Por la noche como premio le pregunté si se quería ir ya a dormir y ir con mamá a un sitio y su respuesta fue: «Yo contigo mamá, yo siempre quiero estar donde estés tu» y con semejante respuesta después de comérmelo a besos vivió su primer baño nocturno en la piscina de la urbanización.
Es cierto que muchas veces me superan, que me ponen nerviosa y que creo que no lo estoy haciendo todo lo bien que debería pero cuando me paro y veo lo rápido que crecen, lo bien que se adaptan a los cambios, su sociabilidad, su ritmo de aprendizaje me doy cuenta de la suerte que tengo de que estas dos pulguitas hayan irrumpido en mi vida y me siento orgullosa de ser su madre.
¿Era fanfarronear de hijos o no?Mil besos, mil sonrisas
Ana
PD: Felicidades Momo, hoy es tu santo